Cada día recorremos casi en automático los espacios que habitamos replicando pasos y movimientos que nos son rutinarios. Casi sin darnos cuenta, al caminarlos y ocuparlos vamos dejando nuestras historias en ellos y en los objetos que nos acompañan.
Los cargamos de significados que se van entretejiendo y con el tiempo, hablan de quien somos.
La práctica doméstica que realizamos día a día, al poner la mesa, se convierte en todo lo opuesto a algo rutinario para volverse una especie de ritual sagrado al reconocer cada objeto por lo que es, por las historias que carga y por las manos que en otros momentos los sostuvieron; en el caso de esta instalación, por las manos de generaciones de Georgias que desde antes de que la artista existiera, han puesto y compartido la mesa como ella lo hace hoy.
Arreglar la mesa, poner ramas y flores, sacar comida e invitar gente, es compartir pasado y presente. Sin conocer las historias que carga cada objeto y los usos que se les pudiera haber dado, en el presente hablan de quien Georgia es hoy; de lo intangible que llegó a ella junto con lo material, de recibir con las manos abiertas y darlo igual.
Poner la mesa es pensar en los demás, no solo los que vienen, sino los que desde antes están.
🖋️ Gloria Cárdenas